Puesto #2
En una opinión MUY PERSONAL.
Yo realmente lo relaciono estrechamente con el paso de creyente a ateo de una persona que ha sido críada en un ambiente religioso.
La creencia atea (en su mayoría) se basa en la ciencia para explicar todas las cosas que entre tantas la religión ha explicado con el creacionismo y otras situaciones hechas a mano de un Dios omnipotente que nos ama y protege de todo, que sólo busca nuestro bien ", nos da un propósito y espera en un mundo utópico sí somos justos durante nuestra vida terrenal, sobre todo que es infinitamente santo y amoroso con todos sus hijos e hijas. Ver la vida de ése modo da una sensación de confort y le da sentido a todo ("besarte por dentro y besar", "tan bello es caer a tus pies")
Sin embargo, si nos basamos en la ciencia para obtener resultados a todo aquello que es (aún) indescifrable, como el propósito y creación del universo, la existencia de la especie humana y todos los fenómenos naturales, entre otras cosas obtenemos una respuesta vacía y ciertamente atemorizante, como que no somos más que materia energizada habitando un no de los cientos de miles de millones que hay en un universo infinito y oscuro, y sólo existimos sin una razón específica, dándole un significado a cada cosa únicamente gracias a nuestra capacidad de raciocinio que especialmente la raza humana poseé, que vivimos un parpadeo en comparación a la infinidad del universo que sólo existe porque sí ("No hubo y no habrá, no hay nada aquí ya").
Es atemorizante el segundo, pero el pensamiento de un Dios omnipotente se desmonta solo, así que creo que ésta canción retrata perfectamente eso, el darse cuenta de la no existencia de un Dios que nos da propósito y respuesta a todas las preguntas más difíciles de concebir, no somos más que aire y viento en la inmensidad del infinito, no somos nada. "Qué sin tí soy nadie, sin tí yo no"
Y el hacerse preguntas existenciales ("De quién este cielo es de quién").
En conclusión es la descripción perfecta del desadoctrinamiemto religioso y caída en la lúgubre realidad de la ciencia, pero lo más desilucinante, que es lo único que se puede demostrar con hechos, hechos que son aterradoramente vacíos y sin significado específico. No somos nada en éste universo, no somos nada.