Enviar Letra
Puesto #1
Puesto #1 Hay finales simétricos, donde se comparten las razones, pero son las asimetrías las que desgarran.Cuando todo el peso queda de un lado, cuando el equilibrio que nos protegía estalla. Quizás no haya soledad mayor que quedarse solo frente a una ilusión que fue compartida. Quedarse afuera. El amor, si es de verdad, siempre esconde un sueño de eternidad. Despertar de ese sueño en compañía es duro, hacerlo solo es devastador. La desesperación por salvar lo que amamos nos impulsa al esfuerzo. Sin embargo, el amor es solamente posible a partir de la libertad. Forzar la situación es siempre contraproducente y no hace más que impulsarlo todo al abismo. El heroísmo llama a transpirar la camiseta y ninguna imagen se vincula tanto al esfuerzo cómo la de correr. Posiblemente porque está relacionado con lo inútil. Se puede correr para llegar a algún lado. También se lo puede hacer delante, al lado o detrás de otro. Pero resulta sorprendente hacerlo frente a alguien. La colisión parece inevitable, diría necesaria. Quien sabe, el corredor desahuciado abriga una esperanza última de sacudir al otro. O el adverbio elegido, quizás no esté en su acepción de lugar, sino de modo. Se puede estar frente a otro, en pugna, opuesto. Frente a ti, enfrentado contigo. Además se señala que se corre por deporte. Se dice que algo se hace "por deporte" cuando no se tiene una verdadera razón, fuera de sí mismo, para hacerlo. En esto el deporte se parece al arte, ambos se degradan en cuanto se le descubre un objetivo, más aún si este es cuantificable. La sensación aumenta si todo es realizado en silencio y en secreto. Un esfuerzo inútil que nadie ve, oscuro, que dignifica por su propia inutilidad. Un deber ser que no aporta nada. Estamos ante un escenario arrasado, el de la indiferencia. Entre ambos se ha interpuesto un desierto, pero uno solo quedó aislado. Tres imágenes poderosas expresan acabadamente este sentimiento: el reloj que no da las horas, el cartel que nada anuncia, el inútil diario de ayer que no dice "absolutamente nada". Ya no podemos interesar al otro. Solo es posible correr, movimiento desesperado, nervioso, excesivo y, sobre todo, vano. Dos estrofas que empiezan con un "no". Un pedido, una súplica. No me hagas esto, por favor. Pero ya está hecho. Otras empiezan con un "si" y un deseo de esconderse, aislarse, tal vez desaparecer. Retirarse de la escena, en busca de un final más digno, pero es un deseo que no es posible cumplir. La actividad, aunque inútil, es una forma de consuelo. Mejor correr, entonces. Finalmente, llega la dura comprobación de los hechos. Que parece fueron inesperados y por eso más dolorosos. "Justo ahora" es un lamento que delata un estupor amargo. Como de alguien que cae en la cuenta de su desgracia en un momento que juzgaba particularmente propicio. Ya no tiene sentido, ya no tiene remedio, dice el poeta, queda solo "la agonía de sentir". No hay señales de esperanza. Un solo camino entonces, correr hasta consumir las fuerzas y que el agotamiento sea la medicina.