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Puesto #1
Puesto #1 La historia sobre la que versa este número, es relatada por un tercero ajeno a los hechos, punto característico de otras piezas pertenecientes a este género musical. Los primeros versos narran un día común y corriente en la plaza. Las vaquillas están en sus corrales, reservadas para los toreros, quienes ya están preparados para ello y dar un buen espectáculo. De pronto, nuestra narradora centra la historia en un pequeño que se encuentra fuera del redondel, hecho de piedras, para transmitir la fuerza que tienen dichos animales y enfatizando en los materiales que son lo suficientemente fuerte para detenerlos. El niño sueña con poder torear a alguna de estas bestias y como no se lo permiten, permanece sentado mientras llora anhelando aquel sueño de ser torero. Comienza a caer la noche, y con ella aparecen la luna y las estrellas en el cielo, siendo estas las únicas que iluminan los corrales donde duermen los animales. A partir de este momento la historia comienza a llamar más la atención, ya que la narradora de pronto ve al chiquillo corriendo hacia los corrales para hacer realidad su sueños de torear un toro sin saber que pone su vida en riesgo. Es entonces cuando la canción vuelve a causar controversia porque sabemos que nadie acompaña al niño, todos los caporales están dormidos,mientras él se acerca a los corrales en los que están los toros inquietos ante la presencia del capote que quiere torear a la luz de la luna; dejando en suspenso al espectador de lo que ocurrirá con el niño, por la intervención de un acompañamiento musical en el cual se simula que el niño se encuentra frente al toro para cumplir su sueño. El desenlace de esta canción es muy triste y desgarrador. En un principio, la narradora intenta dar a conocer la victoria del menor, al mencionar que la noche ha visto algo y está llorando, sin decir el motivo del llanto en un principio, solamente manifiesta que del cielo están bajando palomas blancas, tal vez simbolizando el triunfo, pero de pronto quien nos está contando la historia rectifica lo que ve en esos momentos siendo pañuelos blancos llenos de llanto que caen como blanca escarcha sobre el chiquillo que ha agonizado. Nuestro pequeño torero ha sido atacado por el toro, provocando su muerte. La reacción de la intérprete está llena de odio y rabia en contra del toro que ha terminado con la vida de un inocente. Esta reacción se manifiesta a través de gritos hacia el "asesino", deseando que se lo lleve el diablo. Por otro lado, los caporales están llorando por la pérdida del niño, siendo éste el final de la historia.