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Como esperando Abril es un poético ejercicio de introspección y esperanza. La ventana sirve de umbral entre el yo y el mundo exterior, donde las nubes y objetos cotidianos se transmutan en imágenes poéticas que reflejan transformación y cambio. El "reloj-cangrejo" y la "capa de un viejo" que desencadena una "tempestad de comején" pueden simbolizar el paso inexorable del tiempo que corroe y descompone, pero también sugiere una renovación constante, una naturaleza cÃclica. La espera de abril, un mes que connota primavera y renacimiento, es una metáfora del anhelo por nuevos comienzos y la fe en la posibilidad de rejuvenecimiento. El narrador necesita un "perro, un bastón, una mano, una fe", elementos que representan compañÃa, apoyo, guÃa y creencia, fundamentales para enfrentar la ceguera ante el futuro incierto. La presencia de un "tú" que pasa tocando "el frÃo con suave silencio" introduce un testigo y compañero en esta espera, quizás un ser amado o la poesÃa misma, que tiene el poder de nombrar y dar sentido a lo desconocido. En su esencia, RodrÃguez parece invocar la capacidad del espÃritu humano para hallar belleza y esperanza incluso en la incertidumbre de la existencia.