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Esta "dulce" canción, que fue compuesta por José Alfredo Jiménez pero todos la conocemos en la voz de Luis Miguel, es el ejemplo perfecto de cómo el romanticismo se puede convertir en machismo en una relación de un segundo a otro. La melodía puede hacer que no nos fijemos en lo que dice realmente la letra, pero? "Te vas porque yo quiero que te vayas. A la hora que yo quiera te detengo. Yo sé que mi cariño te hace falta. Porque quieras o no, yo soy tu dueño".