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La canción comienza relatando a un policía que "te está extorsionado", a pesar de que el oficial vive de los impuestos de quien extorsiona; aconseja que si el oficial te trata como un delincuente no debes de culparlo a él, sino al "regente": a la autoridad superior llámese oficial superior, jefe de Gobierno, presidente. La canción hace énfasis en atacar el problema "que se considera el gobierno, el sistema" de raíz, cambiar a la gente de la burocracia, gente que, Molotov describe, es gente conformista ("le gustan las migajas"). Estas, son algunas razones por las que el protagonista se queja. Se queja porque México es su país y observa con impotencia cómo las personas en los puestos de gobierno se enriquecen a costa del dinero del pueblo, mismo que vive, en su mayoría, en pobreza y "nadie hace nada porque a nadie le interesa" al grado que la gente de clase alta llega a sentir no sólo indiferencia, sino repulsión hacia ellos ("la gente de arriba te detesta"). Molotov sigue quejándose, afirmando que entre más poder les otorguemos, más ventaja toman a su beneficio; hace una añoranza a los tiempos en los que "fuimos potencia mundial", ahora somos considerados países subdesarrollados y somos fácilmente manipulables. El coro, es el que le da el nombre a la canción "dámele todo el poder". Para posteriormente recordar que no nacimos en un lugar desértico, falto de recursos, "donde no hay que comer", de modo que no hay modo de que nos sintamos afligidos o sin salida. En los versos siguientes, Molotov reclama que los mexicanos somos pintados como unos flojos, como unos "huevones" pero que en realidad no lo somos y llama en el famoso grito mexicano: ¡Viva México! Las últimas estrofas llaman a la unión del pueblo mexicano, a no dejarse llevar por lo que establecen los altos mandos; trata de recordarles a los escuchas que tienen conciencia propia, que no deben de estar siguiendo a ciegas a un sistema que no ve por los intereses del pueblo.